Fuente: Observatorio RRHH
En medio de la rápida expansión del COVID-19 por todo el mundo, las juntas directivas están supervisando la puesta en marcha o la actualización de los protocolos de gestión de crisis. El impacto de la pandemia se sentirá de forma diferente en cada empresa y este tipo de situaciones pueden poner a prueba la calidad del liderazgo en una organización.
Una crisis de esta magnitud actúa como una verdadera prueba de presión para los directorios y requiere de una mentalidad de aprendizaje abierta y flexible. La firma Russell Reynolds Associates ha hablado con algunos gerentes generales para recoger sus recomendaciones sobre cómo navegar por la incertidumbre y adaptarse a los nuevos desafíos.
Elevar la comunicación y el compromiso
En este tipo de situaciones exige comunicaciones frecuentes y transparentes a todos los interesados. En el caso de los consejos de administración los tres canales de comunicación son entre el CEO y el presidente, entre el CEO y el consejo en pleno y entre el presidente y el consejo. La comunicación alivia el estrés, sirve de salida para nuevas ideas y mejora el flujo de información sin sobrecargar a los equipos ejecutivos.
Con un buen nivel de comunicación se logra un equilibro adecuado entre mantener la junta informada y, al mismo tiempo, dar al equipo directivo una orientación clara y espacio para operar. En circunstancias normales, la línea entre el gobierno y la gestión suelen estar claramente definida, pero en una crisis los consejos de administración se enfrentan al desafío de seguir una línea en constante movimiento. El papel del consejo debe ser siempre apoyar a la dirección de la manera correcta, en el momento adecuado y sin tratar de dirigir la empresa.
Planificación de escenarios para no perder de vista el largo plazo
La junta debe jugar un papel importante para que la dirección considere la posibilidad del peor de los casos. La planificación de escenarios sin precedentes es importante para mantener el impulso a lo largo de un periodo de recuperación que puede durar mucho más de lo previsto y que puede entrañar nuevos riesgos que no se habían previsto al principio. Los directorios tendrán que lidiar con la forma de adaptarse a un nuevo entorno y lo que estos cambios significan para el legado de la empresa e incluso para la propia cultura de la organización. Deberán considerar qué aspectos deben permanecer, cuáles deben cambiar y cuáles han sido interrumpidos (incluyendo el comportamiento de los consumidores, las cadenas de suministros y los modelos de funcionamiento), así como asegurarse de que la dirección establezca mecanismos que capten las lecciones perdurables de esta crisis para ayudar a que la organización sea más sólida en el futuro.
Visión de futuro, cultura y liderazgo
Mantener un programa con visión de futuro y que se centre en el largo plazo es un aspecto crítico. Priorizar los debates que contribuyan a la narrativa de recuperación de la empresa, aprovechar las oportunidades para satisfacer mejor las necesidades y recordar a los ejecutivos que anteponer las personas a los beneficios suele ser rentable. Las juntas se definirán por lo bien que establezcan el tono de la organización durante la crisis. Encarnar los valores de las aspiraciones inspirará a otros en infundirá confianza en la empresa. Aquellos directorios que actúan rápidamente para reforzar una cultura fuerte, compasiva y positiva, tanto externamente como internamente, se beneficiarán al máximo después de la crisis. Es importante que los presidentes intensifiquen sus esfuerzos para asegurar que la cultura y el comportamiento de la junta cree la atmósfera adecuada para guiar y asesorar al equipo directivo. Además, las situaciones de crisis sirven a la junta para ver qué líderes se levantan para enfrentar nuevos desafíos e inspiran confianza. También les permite comprobar qué experiencia le faltaba al equipo, así como los comportamientos y cualidades de liderazgo que se mostraron.
“Durante una crisis, los consejos de administración tienen una oportunidad única para agudizar su compresión de quiénes son realmente sus líderes y cómo deben ajustar los planes de sucesión a corto y largo plazo”.
“Una mentalidad de aprendizaje abierta y flexible, así como una comunicación frecuente y transparente serán clave para frenar el impacto de la pandemia”.