Fuentes: El PAÍS y CNN ESPAÑOL
Autores: Isabel Ferrer, El País y Matt Egan, CNN Español; editado por Francisco Pavlic, Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad
Mientras en el caso de Exxon el grupo de accionistas minoritarios Engine N° 1 (0,02% de participación) logró el nombramiento de 3 directores pro medioambiente, Shell fue obligado por el tribunal supremo de la Haya a reducir en un 45% sus emisiones de C02 hasta 2030, tras una demanda organizada por el grupo activista “Amigos de la Tierra”.
Caso Exxon
Un fondo de cobertura que ha criticado la estrategia de ExxonMobil frente a la crisis climática ganó suficiente apoyo de los accionistas para reemplazar a tres directores del consejo del gigante petrolero, una pérdida importante para la otrora poderosa compañía.
Por primera vez en la historia moderna, la compañía petrolera más grande de Estados Unidos se ha enfrentado a un desafío creíble presentado por los inversores activistas de Engine Nº 1. Este grupo molesto con los resultados financieros de Exxon y su acción deficiente en temas climáticos, trató de expulsar a cuatro directores en la junta anual de accionistas de la compañía.
Así Engine Nº 1 ganó tres asientos en la junta en la votación de los accionistas. La votación es un hito importante en la batalla contra la crisis climática, porque es la primera lucha por el control del directorio en una de las principales empresas estadounidenses en que el argumento para el cambio es la necesidad de alejarse de los combustibles fósiles.
El derrocamiento de al menos dos directores de Exxon envía un fuerte mensaje a otras compañías de combustibles fósiles en un momento en que la Agencia Internacional de Energía ha advertido al mundo que necesita detener inmediatamente la perforación para obtener petróleo y gas para evitar una catástrofe climática. Engine Nº 1 ha criticado la renuencia de Exxon a diversificarse hacia la energía renovable y los pasos para maximizar la producción de petróleo.
«Los inversores ya no están al margen. Este es un día de ajuste de cuentas», dijo en un comunicado Anne Simpson, directora general de inversiones del Sistema de Retiros de Empleados Públicos de California (CalPERS). CalPERS está entre los principales inversores y fondos de pensiones que apoyaron la campaña activista.
«Los inversores enviaron una advertencia a Exxon, pero su impacto repercutirá en las juntas de todas las principales compañías de combustibles fósiles», dijo en un comunicado Mark Campanale, fundador y presidente ejecutivo de la Iniciativa de Seguimiento del Carbono.
Desde la Empresa Darren Woods, presidente y CEO de ExxonMobil en un comunicado, señaló «Hoy escuchamos a los accionistas sobre su deseo de impulsar más estos esfuerzos y estamos bien posicionados para responder». Además de agregar: «Nos hemos estado involucrando de manera activa con los accionistas y hemos recibido comentarios positivos y apoyo, particularmente por nuestros anuncios relacionados con soluciones bajas en carbono y los progresos en los esfuerzos para reducir costos y mejorar las ganancias»,.
Los tropiezos abrieron la puerta a la rebelión
Esta pelea con los activistas se ha producido después de un período de pésimo desempeño por parte de Exxon. Exxon, que era la compañía más valiosa del mundo en 2013, ha perdido casi US$ 200.000 millones en capitalización de mercado desde su punto máximo. Desde 1928 había formado parte de manera ininterrumpida del promedio industrial Dow Jones hasta que fue expulsado del índice exclusivo el verano pasado.
Durante los cinco años anteriores a la pandemia, el rendimiento total de Exxon (incluidos los dividendos) se redujo en un 17,5%, según Engine No. 1. Fue por lejos el peor resultado entre las cinco compañías petroleras más grandes. De hecho, Exxon fue la única que sufrió pérdidas y el S&P 500 subió casi un 80% durante el mismo período.
Sin embargo, Exxon se recuperó en 2021 a medida que subieron los precios del petróleo. La cotización de las acciones ha subido un 41% este año, casi cuadruplicando el avance del S&P 500. Aun así, Exxon se mantiene lejos de los máximos históricos alcanzados a mediados de 2014.
‘Estrategia cuestionable’
Engine No. 1 argumenta que la crisis climática representa una amenaza existencial para Exxon, un tema que la compañía no se ha tomado lo suficientemente en serio. A diferencia de BP, Royal Dutch Shell y otras grandes petroleras europeas, Exxon le ha apostado todavía más al petróleo y el gas a pesar de la creciente preocupación por la crisis climática.
«La negativa a aceptar que la demanda de combustibles fósiles puede disminuir en las próximas décadas ha hecho que no se den ni siquiera los primeros pasos hacia una evolución y que se haya generado confusión sobre los riesgos empresariales a largo plazo en lugar de abordarlos», escribió Engine No. 1 en su presentación para los inversores.
Frente a las elecciones de directores, Institutional Shareholder Services ha aconsejó a los accionistas votar a favor de tres de los candidatos de Engine No. 1. Sumado a esto Glass Lewis, otra influyente firma de asesoría, instó a los accionistas a respaldar a dos de los cuatro candidatos de Engine No. 1 citando la «cuestionable estrategia» de Exxon para el futuro y los «rendimientos decrecientes».
«Creemos que Engine No. 1 ha presentado un caso convincente, que sin una respuesta más concertada y una estrategia bien desarrollada (…) relacionada con la transición energética global, los retornos, el flujo de caja y los dividendos de Exxon, dejando en claro que su valor para los accionistas, está cada vez en más en peligro», escribió Glass Lewis en su informe.
Los tres grandes tienen la llave
Engine No. 1 posee solo el 0,02% de las acciones de Exxon. Sin embargo, el fondo de cobertura ha obtenido el respaldo de importantes inversores institucionales, incluido el Fondo Común de Retiro de Nueva York, la Iglesia de Inglaterra, el Sistema de Retiro de Empleados Públicos de California (CalPERS) y el Sistema de Retiro de Maestros del Estado de California (CalSTRS).
Pero como la mayoría de las luchas por poderes, es probable que la guerra la gane el lado que obtenga el apoyo de los tres grandes administradores de activos. BlackRock, State Street y Vanguard poseían colectivamente casi el 19% de las acciones de Exxon a fines de marzo, según Refinitiv.
Es por eso que es muy importante que Reuters informara que BlackRock ha votado por tres de los cuatro candidatos de Engine No. 1 para que se unan a la junta de Exxon. Un portavoz de BlackRock se negó a comentar sobre el informe.
BlackRock, el administrador de activos más grande del mundo, está siendo criticado por activistas que exigen que cumpla con sus propias promesas climáticas. La campaña está dirigida por BlackRock’s Big Problem, una coalición que incluye a Sierra Club, la red Rainforest Action y Friends of the Earth.
«Cuestionamos si BlackRock está listo para responsabilizar a los mayores contaminadores [las empresas] de petróleo y gas —y a sus financistas—. Cualquier cosa menos es palabrería y hacer creer que hacen más por el medio ambiente de lo que están haciendo», escribió Roberta Giordano, una de las organizadoras, en un memorando el lunes.
Más allá de la batalla de la junta, Exxon también enfrenta múltiples propuestas de accionistas relacionadas con el clima.
Tanto Glass Lewis como ISS recomiendan a los accionistas respaldar tres propuestas separadas que piden a Exxon que emita informes que detallen los impactos financieros del escenario de emisiones cero neto para 2050 de la Agencia Internacional de Energía, sobre los pagos y políticas de cabildeo y sobre la alineación del cabildeo corporativo sobre clima con el acuerdo climático de París.
Exxon promete seguir renovando su directorio
Exxon ha defendido su estrategia señalando las proyecciones que indican que continuará la demanda de petróleo y gas natural, particularmente de los mercados emergentes. La compañía también ha señalado los esfuerzos para reducir las emisiones e invertir en la captura y almacenamiento de carbono, así como en el hidrógeno. Exxon ha estimado que la captura de carbono por sí sola podría ser un mercado de US$ 2 billones para 2040.
«Creemos que el éxito en el desarrollo de estas tecnologías será fundamental tanto para avanzar en las ambiciones de la sociedad de un futuro con menos emisiones de carbono como para generar valor a largo plazo para los accionistas», escribieron Woods y el director principal de Exxon, Ken Frazier, en una carta a los accionistas el lunes.
Sin embargo, Glass Lewis dijo que no cree que Exxon «haya presentado un caso convincente» de que la captura de carbono se volverá económicamente viable o crecerá a la escala requerida para convertirse en la pieza central de la estrategia de transición energética de la compañía.
«Nos queda la sensación de que Exxon no está haciendo lo suficiente en términos de preparación o inversión para el futuro», escribió Glass Lewis.
En una señal de la presión que enfrenta Exxon, la compañía también prometió agregar dos nuevos directores durante los próximos 12 meses, uno con experiencia en la industria energética y otro con experiencia en el clima. Eso se sumaría a los seis nuevos directores que se han agregado desde 2017.
Por su parte, Engine No. 1 instó a los accionistas a no dejarse llevar por lo que denominó «maniobras cínicas de última hora» de Exxon. «Esta es la misma empresa que durante años se ha negado a dar pasos incluso graduales para estar mejor posicionada a largo plazo en un mundo descarbonizado», dijo Engine No. 1 en un comunicado.
Caso Shell
La justicia holandesa ha sentado un precedente mundial este miércoles al concluir que la multinacional petrolera Shell, una de las mayores de su clase, tiene la obligación de contener la contaminación generada por sus actividades, y debe influir además en la producida por sus proveedores y clientes. El fallo supone una victoria de gran magnitud para el movimiento ecologista, ya que los jueces han confirmado la responsabilidad de un grupo como Shell a la hora de contener la contaminación derivada de sus actividades con el gas y el petróleo. Milieudefensie, la rama local de Amigos de la Tierra, pidió a los jueces el pasado diciembre que ordenaran a la compañía una reducción, para 2030, de 45% de sus emisiones de CO₂ comparadas con 2019. El tribunal ha considerado que dicha proporción era factible y necesaria, y la sentencia puede servir de acicate para otros casos similares dentro y fuera de Países Bajos. Shell ha anunciado que apelará el fallo.
Es la primera vez que la justicia ordena algo parecido a una multinacional de este calibre, y el fallo señala que “el grupo Shell debe poner de su parte para contener la amenaza del cambio climático”, según ha dicho la jueza Larisa Alwin, presidenta del tribunal de La Haya encargado del caso. La demanda de los ecologistas señalaba que la petrolera está informada desde los años sesenta de que el cambio climático es un peligro, y por lo tanto cometía un delito: al contaminar a sabiendas, vulneraba la Convención Europea de Derechos Humanos, en sus artículos 2 y 8, que protegen el derecho a la vida y a la vida familiar.
La sentencia recoge dicho punto y la obligación de preservar estos derechos. Los jueces reconocen asimismo que la compañía “ha formulado una serie de metas para ser más sostenible, pero a dicha política le falta concreción y está llena de reservas”, para luego subrayar que Shell debe actuar con rapidez. Solo así podrá evitarse que la temperatura mundial aumente en 2 grados centígrados, y a ser posible, se mantenga por debajo de 1,5 grados, tal y como se señala en el Acuerdo del Clima de París (2015).
Donald Pols, director de Milieudefensie, ha calificado el fallo de “victoria monumental para nuestro planeta y nuestros hijos, y un paso adelante hacia un futuro más habitable para todos. Los jueces han sido claros, Shell contamina y debe poner fin a su comportamiento destructivo”, ha dicho. La multinacional ya había anunciado que tiene previsto reducir las emisiones de CO₂ causadas por sus productos al menos en un 6%, para 2023; un 20% para 2030; un 45% para 2035 y llegar al 100% para 2050, siempre comparado con 2016.
Combustibles fósiles
En diciembre pasado, la ONG ecologista —a la que acompañaron en su demanda otras seis organizaciones ecologistas y más de 17.000 ciudadanos— adujo que Shell invierte mucho más en combustibles fósiles que en energías renovables. Y que si bien las empresas no son parte del Acuerdo del Clima de París, la multinacional debería adherirse al mismo para reducir más deprisa la contaminación que produce. Los cálculos presentados por los ecologistas ante el tribunal indicaban que las emisiones de CO₂ generadas por Shell y sus productos suman alrededor de 1.600 millones de toneladas anuales: el 3% del total de emisiones mundiales de los gases de efecto invernadero y nueve veces más que el conjunto de los emitidos en Países Bajos.
Milieudefensie y Shell coinciden en la necesidad de contener el cambio climático, pero sus plazos y manera de lograrlo son distintas: los primeros denunciaron a la compañía por vulnerar el derecho a la vida y a la vida familiar, con la extracción y producción de combustibles fósil, mientras que la firma sostiene que los tribunales no son el lugar para resolver un problema que necesita inversiones a escala mundial y un cambio de hábitos del consumidor.
La defensa de Shell calificó de inútil un juicio de estas características, porque, según dijeron sus abogados, “ninguna compañía puede hacer una transición energética por sí sola, y el mundo necesitará combustibles fósiles durante un tiempo”. Añadieron que los gobernantes mundiales todavía sopesan la forma de combatir el cambio climático, de modo que “no se puede condenar a una sola firma. Mucho menos una que, como Shell, invierte en biocombustibles, o bien energía eólica y trabaja para reducir también las emisiones contaminantes de sus clientes”, dijeron entonces. La petrolera opera en 80 países, donde tendrá que asegurarse de la reducción de CO₂ impuesta.
El argumento de la vulneración de los derechos humanos aplicado al clima fue utilizado por primera vez por parte de la ONG medioambiental holandesa Urgenda. En 2019, consiguió que el Tribunal Supremo de Países Bajos obligara al Gobierno a reducir, para 2020, las emisiones de dióxido de carbono en un 25% respecto a las de 1990. La victoria ecologista fue histórica porque el caso llegó al Supremo después de que el Ejecutivo apelara un fallo inicial, de 2015, que ya exigía dicha rebaja. El pasado 7 de mayo, Urgenda anunció que demandaría de nuevo al Gobierno “pidiendo una multa” si este no anuncia “cómo alcanzará la rebaja de emisiones” marcada en la decisión judicial.
Pleitos Climáticos
El recorte al que se ha condenado a Shell, ese 45%, no es un capricho del tribunal. En 2018, el IPCC, el grupo de científicos que asesoran a la ONU, publicó un informe en el que exponía la urgencia por actuar frente al cambio climático y dejaba claro que esta década es determinante en esta carrera. Y advertía de que si el mundo quería que el calentamiento global a final de siglo no supere los 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales, las emisiones mundiales de dióxido de carbono tenían que reducirse un 45% en 2030 respecto a los niveles de 2010.
Mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados –y en la medida de lo posible por debajo de los 1,5– es el principal objetivo del Acuerdo de París. Este acuerdo y los informes del IPCC son los que esgrimen los grupos que han demandado a Shell. “Este límite [en referencia al 1,5 grados] es fundamental para minimizar los riesgos de un cambio climático irreversible y catastrófico”, ha sostenido Greenpeace, que ha resaltado este miércoles la importancia de los pleitos climáticos. En 2020, había presentados alrededor de 1.550 casos de este tipo en el mundo. En España, Greenpeace, Ecologistas en Acción y Oxfam Intermón tienen abierto un caso en el Tribunal Supremo para obligar al Gobierno a que aumente sus objetivos de recorte de emisiones.