Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad
La trampa de la armonía perfecta
Existe un mito persistente en el gobierno corporativo: un buen directorio es aquel donde reina la armonía y las decisiones se toman por consenso. Las votaciones divididas se ven como señal de disfunción, el debate acalorado como falta de profesionalismo, y el disenso como una amenaza a la efectividad del gobierno.
Nada podría estar más lejos de la verdad.
El costo real del falso consenso
Los números son reveladores:
- 97% de las decisiones en directorios se toman por unanimidad
- Menos del 1% de las propuestas de la administración son rechazadas
- El director promedio vota en contra menos de dos veces al año
- Las evaluaciones de directorio califican la “capacidad de lograr consenso” como una virtud clave
¿Realmente creemos que en un mundo de complejidad creciente, la respuesta correcta es siempre unánime?
Las tres falacias del consenso
1. La falacia de la eficiencia
“Un directorio que debate mucho pierde tiempo y es menos eficiente”
Esta visión confunde velocidad con calidad. Las decisiones rápidas y unánimes pueden sentirse eficientes, pero:
- Ignoran perspectivas valiosas
- Pasan por alto riesgos importantes
- Limitan la exploración de alternativas
- Crean puntos ciegos peligrosos
2. La falacia de la armonía
“El buen funcionamiento se refleja en la ausencia de conflicto”
Esta creencia ignora que el conflicto constructivo es esencial para:
- Mejorar la calidad de las decisiones
- Identificar riesgos no evidentes
- Desafiar supuestos peligrosos
- Promover la innovación
3. La falacia del liderazgo
“Un buen presidente logra el consenso”
Esta idea confunde liderazgo con dominación y:
- Desincentiva el pensamiento independiente
- Premia la conformidad sobre la contribución
- Crea culturas de complacencia
- Debilita la supervisión efectiva
El valor del conflicto constructivo
El debate robusto en el directorio:
- Mejora la calidad de las decisiones
- Fortalece la supervisión
- Estimula la innovación
- Reduce los riesgos de pensamiento grupal
Anatomía de un debate saludable
Características clave
- Foco en ideas, no en personas
- Respeto por perspectivas diferentes
- Disposición a cambiar de opinión
- Búsqueda de la mejor decisión, no de ganar el argumento
Reglas de engagement
- Todos tienen derecho a cuestionar
- Las preguntas difíciles son bienvenidas
- El disenso es visto como contribución
- La diversidad de opiniones se celebra
Construyendo una cultura de debate efectivo
1. Rol del presidente
- Promover activamente diferentes perspectivas
- Proteger a las voces disidentes
- Asegurar que todos sean escuchados
- Mantener el debate constructivo
2. Dinámica del directorio
- Tiempo adecuado para discusión
- Proceso estructurado de debate
- Exploración de alternativas
- Documentación de diferentes puntos de vista
3. Composición del directorio
- Diversidad de experiencias y perspectivas
- Independencia real de criterio
- Coraje moral para disentir
- Capacidad de debate constructivo
Señales de consenso tóxico
En la sala de directorio:
- Decisiones demasiado rápidas
- Falta de preguntas difíciles
- Ausencia de debate real
- Unanimidad constante
En la cultura del directorio:
- Presión sutil para conformar
- Marginación de voces críticas
- Valoración excesiva de la “armonía”
- Evitación del conflicto
El arte del disenso constructivo
Para el director individual:
- Prepare sus argumentos
- Elija sus batallas
- Mantenga el foco en los hechos
- Proponga alternativas concretas
Para el directorio como equipo:
- Establezca normas claras de debate
- Valore diferentes perspectivas
- Documente los puntos de vista minoritarios
- Evalúe la calidad del debate
Para reflexionar en el directorio
- ¿Cuándo fue la última vez que tuvimos un debate verdaderamente robusto?
- ¿Cómo reaccionamos realmente al disenso?
- ¿Estamos creando un ambiente donde las voces críticas pueden prosperar?
- ¿Nuestras decisiones unánimes reflejan verdadero acuerdo o conformidad superficial?
- ¿Cuánto tiempo dedicamos realmente a explorar perspectivas alternativas?
La pregunta no es si debemos tener más debate, sino cómo aseguramos que sea constructivo y efectivo.