Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad
Las trincheras modernas
En algún lugar del distrito financiero, una batalla silenciosa se desarrolla. El Comité de Riesgos y el Comité de Auditoría disputan ferozmente la jurisdicción sobre un nuevo sistema de control interno. Mientras tanto, Estrategia y Finanzas libran su propia guerra por una adquisición propuesta, y Sostenibilidad confronta a Inversiones sobre el destino de los recursos.
Bienvenidos al nuevo campo de batalla corporativo, donde los comités han convertido el gobierno corporativo en un tablero de Risk, con territorios celosamente defendidos y escaramuzas constantes por el poder.
La guerra que nadie quiere ver
La especialización, ese pilar fundamental del gobierno moderno, ha creado ejércitos de expertos atrincherados en sus comités. Las cifras son reveladoras: 45% de las decisiones importantes caen en tierra de nadie entre comités, mientras el 50% de los proyectos críticos se retrasan en disputas territoriales interminables.
El verdadero costo de esta guerra no está en los retrasos evidentes o los recursos desperdiciados, sino en algo más profundo: la pérdida de visión integral, la fragmentación del propósito común, la erosión silenciosa del valor.
Las víctimas invisibles
Los ejecutivos se han convertido en diplomáticos corporativos, navegando cuidadosamente entre comités con agendas y exigencias contradictorias. Cada presentación debe ser recalibrada múltiples veces, cada decisión debe sortear un laberinto de aprobaciones cruzadas.
Mientras tanto, las oportunidades se pierden en el fuego cruzado, y el valor se destruye en batallas que nadie debería estar librando.
Las raíces del conflicto
El problema no es la especialización en sí misma. Es la ilusión de que podemos dividir la realidad empresarial en compartimentos perfectamente definidos. ¿Dónde termina el riesgo y comienza la estrategia? ¿Cómo separar el retorno financiero de la sostenibilidad?
La verdad incómoda es que hemos creado estructuras rígidas para gestionar una realidad que es inherentemente fluida e interconectada.
El camino hacia la paz
La solución no está en más reglas o protocolos, sino en un cambio fundamental de mentalidad. Necesitamos evolucionar de la competencia territorial a la colaboración estratégica, del éxito individual al impacto colectivo.
Esto requiere:
- Una visión realmente integrada del gobierno
- Mecanismos de colaboración que premien el impacto conjunto
- Una cultura que celebre la interdependencia sobre la autonomía
- Liderazgo que priorice el propósito común sobre el poder individual
La nueva forma de gobierno
El directorio efectivo del futuro no será una colección de comités especializados, sino un ecosistema integrado donde la expertise diversa converge en servicio de un propósito común.
La pregunta ya no es quién tiene la jurisdicción, sino cómo combinamos nuestras perspectivas para crear mejor valor.