Autor: Eugenio Liu – Sustainability Strategy and Development
Recientemente, Institutional Shareholder Services (ISS) tomó la controvertida decisión de dejar de considerar la diversidad como un factor en la toma de decisiones de los directorios (boards). El ISS es una asesora que proporciona análisis y recomendaciones a accionistas institucionales sobre el gobierno corporativo y la votación de decisiones, promoviendo prácticas responsables y sostenibles, popular y ampliamente utilizado a nivel mundial por su reputación y calidad de análisis. Este cambio, indudablemente influenciado, por el decreto ejecutivo de Trump que ataca la diversidad representa riesgos significativos no solo para la gobernanza corporativa, sino también para la conversación más amplia sobre la sostenibilidad.
El valor de perspectivas diversas
Los directorios/boards diversos no son solo un asunto de cumplimiento o responsabilidad social; ofrecen beneficios tangibles que mejoran el rendimiento organizacional. Diversos estudios demuestran consistentemente que los equipos compuestos por individuos con antecedentes, experiencias y perspectivas variadas conducen a soluciones más innovadoras y a una mejor resolución de problemas. Cuando los directorios son diversos, extraen de un conjunto colectivo de ideas que pueden ayudar a navegar desafíos complejos y adaptarse a dinámicas de mercado en rápida evolución, como por las que vivimos hoy.
Al eliminar la diversidad, las organizaciones corren el riesgo de caer en la trampa del pensamiento grupal (group think), un fenómeno donde la falta de puntos de vista diversos sofoca la creatividad y el pensamiento crítico. En lugar de fomentar un debate riguroso y un desacuerdo saludable, los directorios homogéneos pueden convertirse en cámaras de eco donde prevalecen perspectivas estrechas, lo que potencialmente conduce a una toma de decisiones deficiente y oportunidades perdidas.
El estado de la gobernanza en Chile
En mi país, Chile, caracterizado por su rica diversidad cultural y socioeconómica, la gobernanza corporativa, lamentablemente, sigue siendo mayoritariamente homogénea. Muchos miembros de los directorios son seleccionados en función de su pertenencia a lo que denominamos de manera coloquial “el club” que se basa en el estatus social y los antecedentes educativos. Por ejemplo, en Chile el colegio al que uno asistió en la infancia a menudo pesa más que la universidad donde se estudió (porque denota clase social). Además, la selección suele centrarse en la experiencia en áreas funcionales tradicionales, como derecho, finanzas e ingeniería comercial. Esta práctica no solo socava el potencial de pensamiento innovador, sino que también agrava las desigualdades sistémicas que persisten en nuestra sociedad chilena (y me imagino que en gran parte del resto de la región latinoamericana).
En 2016, El Mercurio, una publicación noticiera chilena, destacó en su sección de Economía y Negocios que los directorios en Chile estaban compuestos en un 95% por hombres, con un 41% de ellos graduados de la Universidad Católica (UC) y solo un 12% con formación en carreras no tradicionales. ¿Cuánto hemos avanzado en la última década? Si bien es cierto que hoy se están realizando esfuerzos para aumentar la participación de mujeres en los directorios, me pregunto si provienen de los mismos colegios de élite, universidades y carreras convencionales. La diversidad no solo se refleja en el género, sino también en múltiples variables como la edad, la etnicidad y el nivel socioeconómico, entre otras.
La falta de diversidad en los directorios puede obstaculizar la capacidad de conectar con las partes interesadas (stakeholders), comprender la dinámica del mercado local y responder de manera efectiva a las necesidades del consumidor. Un board compuesto predominantemente por individuos de antecedentes similares puede tener dificultades para captar los diversos desafíos que enfrentan varios segmentos de la población, limitando así la capacidad de la empresa para prosperar en un mercado competitivo y en evolución.
La intersección de la sostenibilidad y DEI
En el panorama empresarial actual, la sostenibilidad desde hace tiempo que ya no es solo una palabra de moda; es imperativa para el éxito a largo plazo. Las empresas que priorizan DEI (Diversidad, Equidad, Inclusión) están mejor posicionadas para crear resultados sostenibles, forjar lazos comunitarios más fuertes y mejorar su capital reputacional. Un directorio diverso puede abogar por iniciativas que no solo son beneficiosas para el resultado financiero, sino que también contribuyen a la sostenibilidad ambiental y social.
Por ejemplo, al considerar prácticas de sostenibilidad, es más probable que un board diverso reconozca la importancia de la justicia ambiental y de una distribución equitativa de recursos. Comprenden que las prácticas sostenibles deben considerar las voces y necesidades de todas las comunidades, no solo de aquellas con antecedentes privilegiados.
Un llamado a la acción
Somos testigos de la preocupante tendencia hacia una eliminación de la diversidad, muy visible en EEUU a raíz del decreto ejecutivo impuesto por Trump. Es esencial que las empresas chilenas se opongan a esta narrativa. Adoptar la diversidad no es solo un ejercicio de cumplimiento; es una ventaja estratégica que fomenta la resiliencia y la innovación