Fuente: EL Mercurio
Autora: Constanza Capdevilla
En 19% cayeron las remuneraciones de los directores chilenos en respuesta a la situación de pandemia en el país. La abultada cifra es una de las principales conclusiones del estudio “Remuneración de los directorio en las grandes empresas de Chile: Tendencias, oportunidades y riesgos” que realizó el Centro de Gobierno Corporativo del Ese
Business School de la Universidad de los Andes.
En esta misma línea, la investigación arroja que durante 2020 las 100 empresas más transadas en el país —Top 100— vieron disminuir sus utilidades en 85%, en comparación con el año anterior.
“Durante la pandemia, todos los actores del mundo empresarial pagaron un costo. Las rentas cayeron al igual que las utilidades, pero proporcionalmente quienes más vieron afectados sus ingresos fueron los directores, porque a nivel de la plana ejecutiva la caída fue de 8% y el resto del personal solo fue 1%. Mi lectura es que hubo una preocupación en términos de que la carga se distribuyera con una cierta lógica”, analiza Alfredo Enrione, director del Centro de Gobierno Corporativo del ESE.
El estudio evidencia, asimismo, fuertes diferencias entre el valor que se les paga a los directores de las empresas chilenas versus lo que reciben quienes se desempeñan en compañías norteamericanas y también a nivel mundial. En el detalle, mientras que las compañías que integran el S&P 500 remuneran en promedio US$ 1.144 por hora de
trabajo a sus directores y las que integran el índice Russell 3000 —las tres mil compañías más grandes del mundo— lo hacen en US$ 727 la hora, las 30 empresas que integran el IPSA en Chile lo hacen por un monto de US$ 565, en tanto que las 80 compañías que forman el IGPA pagan en promedio US$ 409 por hora.
“Si se incluye a las 100 empresas más transadas en el país, el pago promedio por hora a los directores es de US$ 347. Por supuesto que para el chileno promedio esta cifra es alta, pero si se considera que esta remuneración es antes de impuestos, hay que restar hasta un 40% por ese concepto; que los directores están arriesgando patrimonio personal y riesgo reputacional, no se trata de cifras desproporcionadas o abusivas”, sostiene Enrione.
A juicio del académico, a diferencia de otros países, en Chile el monto que reciben los directores de empresas no responde a una lógica de oferta y demanda por talento, sino más bien a las preferencias de los accionistas controladores respecto de cómo y cuánto quieren pagar.
“Yo estoy convencido que, al igual que como está ocurriendo en el resto del mundo, dado los riesgos, la exposición y la cantidad de trabajo, las remuneraciones de los directores deberían ir al alza. Mi impresión es que en los últimos años no han subido con la misma velocidad que en el resto de los países y eso se debería corregir”, puntualiza el experto.
Un punto a considerar, advierte la publicación, es que el mercado estadounidense remunera en mayor medida en base a modalidades variables —stock options y awards— mientras que en el mercado chileno el pago se concentra en modalidades fijas, lo que implica que los incentivos a los directores chilenos y estadounidenses están articulados en forma distinta.
Por último, el análisis sostiene que existe una diferencia de las remuneraciones entre directores chilenos y estadounidenses según la industria. “En todos los sectores, los directores del S&P 500 son mejor pagados que en el IPSA, sin embargo en el área minera es donde la diferencia es menor, mientras que en telecomunicaciones la diferencia es mayor”
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