Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad
La escena es sutil pero reveladora: En un directorio latinoamericano, mientras se discute una oportunidad de transformación digital, todos los directores miran discretamente al controlador antes de opinar. El mensaje silencioso es claro: aquí hay una sola voz que realmente importa.
La paradoja del poder concentrado
América Latina es tierra de empresas controladas. Esta estructura tiene ventajas evidentes: visión de largo plazo, decisiones ágiles, compromiso profundo con el negocio. Pero también esconde una trampa peligrosa: cuando el poder del controlador inhibe el verdadero debate estratégico.
El costo del monólogo
El problema no es el control en sí mismo, sino cómo se ejerce. Cuando el controlador domina excesivamente:
- Los directores independientes se autocensuran
- Las perspectivas diversas se pierden
- La innovación se estanca
- Los riesgos se subestiman
- El pensamiento grupal triunfa
La ilusión del consenso
“Todos estamos de acuerdo” suele significar “nadie se atreve a discrepar”. Esta unanimidad artificial:
- Debilita la calidad de las decisiones
- Reduce la capacidad de adaptación
- Limita la innovación estratégica
- Aumenta vulnerabilidad a disrupciones
El arte del control informado
El desafío es evolucionar hacia un modelo de “control informado” donde el controlador:
- Lidera sin dominar
- Escucha activamente
- Promueve el debate constructivo
- Aprovecha la diversidad de perspectivas
- Equilibra control con innovación
Construyendo el balance virtuoso
1) Roles claramente definidos
- El controlador marca visión y principios
- El directorio aporta perspectivas diversas
- El equipo ejecutivo lidera implementación
2) Espacios protegidos para el debate
- Sesiones sin presencia del controlador
- Comités independientes empoderados
- Canales formales para visiones alternativas
3) Cultura de disenso constructivo
- Valoración explícita de perspectivas diferentes
- Protección a voces discrepantes
- Debate basado en mérito, no jerarquía
El camino hacia adelante
El control accionario es un derecho legítimo, pero su ejercicio efectivo requiere:
- Humildad para escuchar
- Sabiduría para delegar
- Coraje para ser desafiado
- Visión para aprovechar la diversidad
Para reflexionar honestamente
- ¿Los directores expresan libremente sus opiniones?
- ¿El controlador promueve o inhibe el debate estratégico?
- ¿Las decisiones mejoran con la diversidad de perspectivas?
- ¿La innovación fluye o se estanca por miedo al disenso?
PD: El mejor controlador es el que sabe que no tiene todas las respuestas.